El alminar

Saturday, February 26, 2005

Periodismo multimedia.

Hablar de periodismo multimedia es hablar del futuro en el presente. Atrás quedaron los intentos por emular, desde los nuevos recursos, las características de los formatos tradicionales que -al día de hoy- conviven con nuevas maneras de crear periodismo.
El sector multimedia es el resultado tangible de la unión, convergencia e integración de tres sectores modernos, útiles y novedosos: el sector informática, sector telecomunicaciones y sector audiovisual. Las nuevas tecnologías acceden con paso firme a los mundos de
la enseñanza y de la formación en general, de la medicina y de la salud, del arte, de la justicia, de la cooperación o de la política y economía entre otros muchos. Un desarrollo no exento de titubeos por parte de muchas empresas -ya de iniciativa pública, ya privada-, pero determinado a continuar.
Como en los otros sectores comentados, el periodismo accede así al
laboratorio de ideas y ensaya, a la par que desarrolla, procedimientos y resultados. Claro está que con dificultades, carencias y con la sensación de que la vida y el desarrollo van por delante de la propia profesión.
Las nuevas tecnologías proponen nuevas soluciones para la distribución de contenidos, pero también para su creación, manipulación, ordenación y concreción. Se crean así nuevos roles para todos los integrantes del sector y un nuevo concepto para el
informador del siglo XXI. Los nuevos oficios del periodista son, por tanto, consecuencia del devenir de nuevas formas en las que, cotidianamente, todos estamos inmersos en mayor o menor medida. Las máquinas del mundo posibilitan nuevas soluciones. La relevancia de Internet no puede ser obviada por los medios. A la par que la red de redes prosigue su desarrollo a ella se integran posibilidades inimaginables hace años.
Los nuevos estudios sobre el
uso de la red en los medios de comunicación concluyen en la necesidad de trabajar, sin prisa pero sin pausa, para acompasar las ventajas que el desarrollo es capaz de compartir con el hombre.
No extrañan los miedos e incertidumbres ante el progreso. Siempre los ha habido. Pero
"si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie".

Periodismo participativo.

De un tiempo a esta parte se ha generalizado el uso del término periodismo participativo para sintetizar en sí mismo un concepto amplio, variado, lleno de posibilidades interpretativas -tal vez ambiguas- pero sugerente y novedoso. Se le ha llamado también periodismo comunitario, abierto, de anotación o cívico, entre otros. Si la participación implica la acción, este periodismo de fuente abierta se presenta como un generoso mundo surcado por miles de caminos por recorrer. Quizás tantos como incógnitas a resolver.
Las nuevas posibilidades técnicas y los nuevos modos de insercción de lo que se vienen llamando las audiencias implican una nueva concepción de formatos, usos, aplicaciones, procedimientos y -lo más importante- una nueva concepción receptiva y emisora, como ejemplifican los cuadernos de bitácora, weblogs o los diarios en línea. El medio y el mensaje confluyen así al servicio de una sociedad que reclama nuevas vías de participación y de unos medios que buscan nuevas respuestas ante los cambios de la sociedad contemporánea.
Pareciera que el periodismo se situara en una nueva esfera social e interpretativa, aún no clara, pero que implacablemente toma forma día a día. Un nuevo periodismo que transforma las audiencias a la par que, recíprocamente, éstas convergen hacia el desarrollo del propio periodismo. El debate está servido.
Pero la cuestión de fondo no es si el periodismo pertenece a los medios o éstos a sus audiencias. Lo importante es cuánto de positivo para ambos trae consigo esta nueva forma de participación, qué dificultades hay que resolver y qué inconvenientes salvar para que sea una herramienta eficaz de progreso colectivo.
Puede que el periodismo del futuro esté por definir o, tal vez, haya que aclarar con mayor nitidez cómo será la respuesta de los medios ante los nuevos retos. El diálogo más constructivo concluye con la relación existente, necesaria y beneficiosa entre audiencias y periodistas. De su capacidad de aunar posibilidades y caminar hacia el encuentro y la convivencia dependerá el resultado de lo que mañana será lo que hoy es periodismo.