El alminar

Friday, March 04, 2005

Y llegó la televisión digital terrestre...

Y se hizo la luz. Y vio el hombre que era buena...
O más bien lo creyó, porque, al día de hoy más de un 65% de los españoles desconoce qué es la TDT o Televisión Digital Terrestre. Una incertidumbre que no puede ser explicada desde lo divino -aunque la TDT parezca tener rasgos de tal- sino desde lo humano. Poco tiene del más allá y sí mucho de este mundo de acá. Lo que ahora es invisible para la mayoría sale masivamente a la luz.
De hecho, las nuevas posibilidades de televisión están más cerca de lo que se pueda pensar. Ya en las escuelas los niños aprenden en qué consiste eso de la TDT, sus padres se informan en las grandes superficies que las promocionan y, en la calle, es fácil oir aquello de "que viene la digital", aunque sin demasiado conocimiento a pesar de las diferentes campañas informativas.
Los medios incluyen casi a diario noticias sobre el asunto. Son pocos los que no ha elaborado algún análisis o dossier para explicar en qué consiste el procedimiento técnico para recibir la televisión que viene frente al apagón analógico. Es más, se suman al carro digital y hasta lanzan ofertas propias de adaptadores, colaborando así en este todo a 100 en el que, como reza con infinito optimismo el lema de Telecinco, la televisión será definitivamente tuya. Otros, más moderados en el lenguaje -que no en el contento- debaten y discuten en un momento de controversia política sobre los nuevos planes, marcos legales y polémicas adjudicaciones; tensas en proporción directa a la posible rentabilidad. El debate político y de los sectores interesados marca las disputas por el trozo del suculento pastel por el que todos apuestan.
En cualquier caso está claro su impulso e implantación. Las universidades y expertos estudian su costo y analizan sus desafíos. Todos coinciden en las ventajas múltiples que proporciona. Y, por si fuera poco, la interactividad la convierte en todo un lujo de posibilidades para el usuario. Llega así un nuevo concepto de estética televisiva a la par que resurge el eterno debate sobre el medio público, en este caso sobre el papel que la televisión pública debe tener la era digital.
A nivel usuario, la adaptación tecnológica casera es fácil pues un
receptor posibiliatará el acceso. Y la vivienda se convertirá, merced a las nuevas tecnologías, en la plataforma multimedia que tratará de resolver algunas necesidades actuales. No podrá conseguir que bajen los precios de las hipotecas. La plataforma no es una suerte de maga, aunque algún spot publicitario haga llover televisores del cielo en la era de la abundancia. Son herramientas a su servicio que sólo usted podrá gestionar en la medida de sus intereses. No son imprescindibles, como tantas otras cosas, pero desestimar las soluciones que la técnica pone al alcance sería como seguir viajando en burro en la era de las autovías. Claro que, ahora se venden otro tipo de burras. Hasta por satélite.

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