El revoltoso cable andaluz.
Recuerdo hace ya algunos años cómo, en algunos barrios de Sevilla -para espanto de los vecinos-, buena parte de las calles estuvieron literalmente levantadas. Y para sorpresa de todos, los que abrían el tejido urbano no eran los del agua, los de la luz o los del gas; perfectos chivos expiatorios de desagradables ruidos, caos circulatorio y suciedad. Esta vez venía el cable que, con forma de camaleón, sacaba la lengua con sorna a todo el vecindario.
Inmediatamente venía la pregunta del millón: "Bueno, y ¿el cable para qué es?"; a lo que los operarios, ya cansados del día de faena, contestaban sin dudar: "Señora, el cable es pa tó", dejando la curiosidad tranquila al menos hasta la esquina, cuando una se replanteaba en qué podrían consistir tales excelencias y en qué mejorarían nuestras vidas tantas zanjas abiertas como polvorientas cremalleras.
Me caía bien aquel simpático camaleón urbano de lengua redonda y alegres colores. Parecía que, cansado de vivir en lo más profundo de las zanjas callejeras, había decidido un buen día salir a la luz para ser el icono-fashion de las tapas de alcantarillas hispalenses allá a finales de los 90.
Hoy ya no saca la lengua ningún camaleón. Al simpático cazador le salió una pequeña extensión de tan sólo cuatro letras que, en un pis pas, demostró que el cazador había sido cazado por otra lengua.
Casi a la par que el Camaleón ONO levantaba la cabeza con otra brillante y prometedora trayectoria; en este caso para Cádiz y Huelva. Al principio con colores morados, luego dulcificándolos para que todos distinguiéramos que era distinto a aquel que ya se dijera...
Pero, cosas de la vida. En negocios no parece existir lo que no se pueda...
El año pasado AUNA trató de comprar ONO. Superado el rechazo de la OPA planteada, la fusión de ambas podría resolverse a finales de este mismo 2005. Así las cosas, poco por contar queda.
Vayamos a los números, que son los que de verdad cantan qué se cuece en lo que se enreda.
Según estimaciones de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, el número de hogares cableados en España alcanzaba el millón y medio hacia el año 2000 y aún no ha subido a los 2 millones. Un porcentaje relativamente bajo constituído, en su mayoría, por accesos híbridos fibra-coaxial, aunque los de fibra óptica alcanzan ya cerca del 35% sobre el total de accesos.
El tira y afloja de la circunstancias políticas de estas décadas, de las inseparables luchas económicas en busca de beneficios, el despliegue de macrogrupos empresariales que diluyen nombres e ideas a favor de grandes intereses, enredan el conocimiento del cable como sucede también con el resto de los grandes grupos mediáticos. Los retrasos de las previsiones, los fallos en la instalación y la certeza de que existen alternativas reales más fáciles y baratas -aunque no integradas-, suscitan ciertas dudas para el posible usuario.
Sin embargo, según los expertos, una alta penetración del cable es condición sine qua non para el desarrollo de la sociedad de la información. De hecho, en los países donde ésta está muy avanzada coincide que existe una gran implantación del cable. Un reciente titular de El País corroboraba el creciente dominio del ADSL, lo que obligaba a las empresas del cable a reaccionar porque las cifras por conexión a Internet bajaban. El análisis de las causas es bien fácil: ha existido una burocracia excesiva en los concursos por zonas, un coste añadido para la apertura de zanjas, una resolución de municipios y comunidades de vecinos lenta etc., lo que ha propiciado que mientras los años pasaban, la televisión digital y el ADSL echaban raíces más fáciles que las del cable por la tierra. Si el cable iba a ser, hace unos años, la panacea para la telefonía, la televisión y la red de Internet con aquel "todo más cómodo, barato, y mejor", la realidad actual es bien distinta a las expectativas de entonces; cuando los concursos realizados para clablear el país integraban a más de 30 empresas, disminuidas hoy a unas pocas en un proceso de concentración imparable. Ojo, que no se alcanzaran las cifras esperadas no significa que el cable no crezca. Según la Asociación de Televisiones Locales de Andalucía existe una subida importante analizada en cuestión de share.
En general el cable en España ofrece un panorama parecido al descrito para Andalucía. Concentraciones, privatizaciones, alianzas y multitud de estrategias que dejan al usuario inmerso en una selva de incertidumbres que pasan de la simple interrogación de los usuarios del cable hasta llegar a la queja en las zonas más desfavorecidas.
Tanto AUNA como ONO venden sus servicios de cable explicando que en él caben las comunicaciones de voz, los contenidos de Internet y televisión a través de una única conexión y de un único operador. Y detallan los servicios derivados frente a supuestos competidores a la par que aseguran una rápida, segura y fácil instalación que acomodará todo el confort y el entretenimiento en los hogares.
Desconozco hasta qué punto su desigual desarrollo por comunidades corresponde a criterios pseudopolíticos o económicos más allá de los puramente comerciales o de desarrollo tecnológico; pero pareciera que la situación del cable -amén de vaivenes políticos-, sufre una lucha entre las tecnologías, que compiten entre ellas. ¿Usted por cuales apuesta?
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Enlace destacado:
El Centro de Estudios sobre el cable propone una interesante lista de enlaces a páginas relacionadas (si bien algunas ya son historia de lo que pudo ser; incluso con enlaces rotos por la evolución de las empresas).
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